Prólogo
Parece ser que nuestra pequeña guía ha tenido un éxito inesperado, al menos eso es lo que yo pienso. Nunca podría imaginar que mi propuesta en la reunión de socios en Segovia, llegase a una segunda edición ampliada. Eso es lo que me han pedido, y modestamente voy a intentar actualizarla, ya que considero que en estos tiempos que corren es necesario.
Últimamente nuestro colectivo está sufriendo numerosos ataques de los defensores oficialistas e indirectamente, por lo tanto, de la maquinaria de la industria farmacéutica.
Nos llaman los “antivacunas”, creo que despectivamente. Pienso, que nadie está en posesión de la verdad absoluta, y es bueno beber de innumerables fuentes del conocimiento para entender la realidad global de lo que nos sucede. Es difícil separar el movimiento convulso que vive nuestra sociedad, nuestro modelo social, del resto de las actividades, pensamiento o formas de entender la historia y como no, la medicina.
Cuando muchos de nosotros somos críticos con determinadas actuaciones sanitarias e informamos de los efectos secundarios que tienen las vacunas, así como otras medicaciones que se emplean en la actualidad, no lo hacemos porque seamos “anti”, nos sentimos obligados a informar a la sociedad sobre algo que los organismos oficiales nunca manifestarán a la población.
Defensores de las vacunas e informadores de sus beneficios ya hay bastantes, no he encontrado a ninguno que les ponga pegas. Déjennos, señores, que al menos informemos de lo que no se cuenta en ámbitos…
