Editorial
¿HACIA DÓNDE VA ESTE MUNDO?
Desde hace un tiempo se va cercenando el pensamiento libre. Nos llegan noticias de todo el mundo en las que se señala a los antivacunalistas como causa de grandes pestes, de epidemias evitables y de brotes descontrolados.
Toda esta maniobra muy bien orquestada persigue la desaparición de cualquier pensamiento crítico bien estructurado que se enfrenta con la actuación bajera de los grupos económicos, universitarios, asistenciales y periodísticos que quieren vender, indicar e informar a toda costa esta técnica vacunal que resulta suculenta.
Para ello vamos a volver a revisar las mentiras vertidas poniendo como ejemplos el sarampión y la
meningitis.
La noticia llegada desde Italia, estas últimas semanas de enero 2018, culpando a las familias italianas
que no se vacunan de la aparición de un brote de 4.000 personas afectadas de sarampión de las que el
87% no habían sido vacunadas, ha creado de nuevo pánico entre los ciudadanos críticos del mundo.
Esta noticia si no la desguazamos no podremos entenderla.
Desde hace unos años la prensa amarilla, ante un incremento de los casos declarados de sarampión,
ataca a los críticos con las vacunas y sobre todo si no están vacunados.
La prensa no conoce ni tampoco le interesa conocer que una cosa son los casos declarados inicialmente y otra los casos confirmados.
Es habitual en los brotes del sarampión que de los casos declarados, sólo se confirman entre el 30- 60%, tras la pruebas microbiológicas de laboratorio.
Esto quiere decir que de las 4.000 personas, supuestamente afectadas de sarampión, en realidad se confirmarán a lo largo de los meses siguientes entre 1.200 y 2.400 personas.
Estas cifras son las propias de países como Italia con 60 millones de habitantes, teniendo en cuenta la curva de fluctuación del sarampión en ciclos de 4-6 años.
Sin embargo, esta corrección no la realizarán los medios de comunicación porque a través de datos imprecisos y falsos han orquestado un ataque directo al movimiento por la libertad de vacunación. También es frecuente que ante un supuesto incremento del sarampión aumente automáticamente el ingreso hospitalario para dar sensación de gravedad y, en consecuencia, de miedo entre los ciudadanos.
El ingreso hospitalario por otitis o pulmonía sarampionosas es del 20% mientras que en ciertas ocasiones especiales, muy bien seleccionadas por las instituciones, este porcentaje puede aumentar hasta el 40%.
Curiosamente en la epidemia postvacunal del papiloma humano las órdenes fueron al contrario. Como no interesaba a las instituciones reconocer el daño postvacunal se emitió, entre los departamentos hospitalarios, una nota interna en la que daba a entender que había de evitarse cualquier ingreso en planta, dando rapidísima alta a la paciente sufriente.
Todo este zafarrancho creado persigue desviar nuestra verdadera atención.
La epidemia de mortalidad y de morbilidad del sarampión en España se redujo el 99% hasta el 1980 sin intervención alguna de la vacuna del sarampión puesto que ésta se introdujo a partir de 1980. Por lo tanto, esas voces señaladoras nos quieren hacer creer que la vacuna ha servido para alguna cosa.
Por otro lado, quieren silenciar las muertes postvacunales y las reacciones adversas que se producen cada año en España debido a la Triple Vírica.
Son de 2-3 personas las fallecidas cada año por dicha vacuna y de 300 a 3.000 las personas afectadas de autismo, TDAH, encefalitis y autoinmunes.
Realmente esta es la verdadera epidemia silenciada en España, en Italia, en Alemania y en el mundo entero.
En estos meses de invierno vuelven las meningitis entre personas vacunadas y no vacunadas. Las autoridades aceptan que las vacunas de la meningitis no son todo lo eficaces que se esperaba. Es una razón de peso que, ante una técnica no radicalmente efectiva, seamos muy cautos a la hora de decidir lo que hacemos con nuestra alma y nuestro cuerpo.
La vida del movimiento por la libertad goza de buena salud aunque no sean los mejores momentos de la historia de la Humanidad.
Consejo de Redacción LLV