Primum Non Nocere 07

Editorial

¿LLEVAN MERCURIO O TIOMERSAL LAS VACUNAS DEL CALENDARIO VACUNAL EUROPEO?

El tiomersal, timerosal o etil de mercurio es un derivado del mercurio fabricado en los laboratorios norteamericanos Lilly en el año 1928 con una función antiséptica para preservar cualquier fármaco de la contaminación microbiana. 

Es una molécula compleja con dos componentes químicos: 60% de aspirina o ácido acetil salicílico y 40% de etilmercurio. 

Desde 1940 hasta el 2006 se utilizó ampliamente en veterinaria y en medicina. Formó parte de los colirios, antisépticos y, ampliamente, de todas las vacunas víricas y bacterianas. En veterinaria se abandonó su uso en 1996 y en medicina se redujo su uso en Europa y Norteamérica a partir del 2006. 

Todavía las vacunas presentan altos niveles de tiomersal en los continentes asiático, africano, austral y en gran parte del continente americano.

 Fue a partir de la ordenanza de la Agencia Europea del Medicamento (AEM) del 2000 cuando los diversos países europeos comenzaron a retirar el mercurio de los colirios y de los antisépticos (mercromina) y a disminuir la cantidad de etilmercurio en las vacunas tanto animales como humanas. Desde el año 1940 se conocían las acciones de este mineral a nivel vegetal, animal y humano. Sin embargo, no interesó a los fabricantes ni a las autoridades sanitarias reconocer la alta toxicidad que producía en los seres vivos. 

La química actual considera que tanto el metil (presente en la alimentación) como el etil mercurio (presente en las vacunas) que ya a partir de 0 microgramos (1000microgramos es 1 mg) constituyen un metal pesado altamente tóxico para los organismos vegetales y animales, el cual se elimina en las 6 semanas posterior a su ingesta e inoculación y que, combinado con antibióticos, otros metales pesados, con el aluminio, con el formaldehído y el sorbitol puede potenciar su toxicidad y, su eliminación puede ir más allá de las 24 semanas pudiéndose acumular progresivamente en el tejido nervioso.

 Las publicaciones de la AEP (Asociación Española Pediatría), de la AEV (Asociación Española de Vacunología), de la AEE (Asociación Española de Epidemiología y de la SEMP (Sociedad Española de Medicina Preventiva), aún hoy en día, minimizan los efectos adversos originados por las cantidades ínfimas o trazas (inferiores a 1 microgramo) del etilmercurio presentes en las vacunas. 

Afirman que el mercurio se elimina rápidamente, que la cantidad presente en las vacunas es mínima y que no están demostradas dichas adversidades. 

Desde 1956 se sabe que el mercurio puede afectar el riñón, crear reacciones alérgicas, y autoinmunes, generar encefalitis, desencadenar la muerte y atravesar las barreras placentarias y hematoencefálicas. Hasta el año 2006 en España y Europa las vacunas del calendario sistemático de vacunación en los 18 primeros meses de vida contenían 138´4 microgramos de mercurio. 

Superaban 11 veces las cantidades permitidas por la FDA (Food and Drug Administration). A partir del 2006 hasta febrero 2020 el calendario vacunal europeo en los primeros 18 meses de vida contiene 25 microgramos de mercurio. 

Supera 2-3 veces las cantidades permitidas por la FDA. Si a esta situación del etilmercurio de las vacunas añadimos el metil mercurio presente en la alimentación estamos ante una exposición tóxica alta y, en consecuencia, perjudicial para los seres vivos. 

Hemos de aclarar que los fabricantes no están obligados a declarar el tiomersal en fabricación en cantidades, denominadas ínfimas o trazas, inferiores a 1 microgramo de timerosal. 

Es por este motivo que cuando consultamos los prospectos de las vacunas no encontramos referencia alguna al tiomersal. Sólo se precisan las cantidades de mercurio cuando superan 1 microgramo. 

Cuando la Liga para la libertad de la Vacunación (LLV) interpeló a partir del 2000 a estas asociaciones susodichas y a las autoridades sanitarias sobre las causas de la reducción del mercurio en las vacunas literalmente afirmaron, todos a la vez:” El motivo de la reducción del tiomersal en la fabricación de las vacunas responde a principios de precaución porque no hay evidencias científicas de la toxicidad del mercurio”

 Consejo de Redacción LLV